domingo, febrero 10, 2008

EL MUNDO INCIERTO DE VIKRAM LALL

M.G. VASSANJI

¿Ante la duda? El dinero

Vikram y su hermana Deepa son keniatas de tercera generación. Viven a caballo entre la cultura hindú de su entorno familiar —nunca han estado en la India—, y la Kenia que adoran —y consideran su única patria—. Sus amigos son de todos los orígenes y colores de piel. Jomo Keniatta está encarcelado, y los Mau-Mau irrumpen con violencia en la realidad cotidiana.

Estudios, enamoramientos y bodas, enfermedades y muertes, cambios de residencia. La vida familiar avanza. Con temores y traumas, sin normativas que guíen las actuaciones. También el estatus social de Vikram alcanza una altura en la que la corrupción reinante le toca de lleno. En los bolsillos y en la conciencia. Más en los bolsillos que en la conciencia.

Ahora, desde su exilio canadiense, Vikram, escaso de compañía pero cargado de recuerdos, rememora su vida. Lo incierto permanecerá incierto. Corresponde al lector juzgar, aplicar la normativa ética, y decidir si Vikram sólo se adaptó a la única posibilidad, o si, sin embargo, actuó exclusivamente para beneficio personal, aprovechándose de las circunstancias para enriquecerse.

Como en cualquier juicio moral, resulta imprescindible estudiar el objeto. Y aquí parece intrinsecamente malo. Vassanji aumenta —o cree aumentar— la dificultad del juicio con la escena final. Vikram ha decidido devolver el dinero, y ayudar a la comisión anticorrupción. Regresa de su exilio a Kenia. Pero la comisión es declarada ilegal, y se produce un incendio provocado en el lugar donde se escondía. Vikram debe huir.

¿Ha saldado Vikram su cuenta con el pasado? ¿Podrá seguir viviendo tranquilo? Si el arrepentimiento y la marcha atrás que Vikram intentó no son eficaces, y la sociedad no las desea, ¿será que no había materia suficiente? ¿que no fue grave? ¿que la corrupción se encuentra tan incrustada en la sociedad como para formar parte de ella y quien pueda aprovecharse que lo haga?

Vassanji utiliza con elegancia la primera persona, y saca a colación con maestría personajes históricos de la época de la independencia en Kenia: Jomo Keniatta, J.M. Kariuki, Tom Mboya. Tal interrelación entre realidad y ficción —de hechos y de personajes—, crea en el lector un fuerte sentimiento de culpabilidad frente a Vikram, y atrae hacia él temor y compasión. Así, durante la novela, son varios los momentos catárticos, de explosión de acontecimientos, y de hechos patéticos al modo aristotélico.